| La historia sin fin
sábado, noviembre 25, 2006
A sus 11 años, Sofía debía ayudar a su madre en el puesto de ventas con el que sostenía la familia. Apenas salía del colegio ella se dirigía rápidamente al almacén, donde se cambiaba de uniforme, disponiéndose a atender la caja registradora en la hora donde se acumulaban los clientes.
15 años después Sofía recuerda como si fuera ayer aquel martes 5 de agosto, cuando eran las 2:45 pm, momento en que atendía 6 clientes junto a su mamá y por primera vez en su vida hizo presencia la menstruación, de una manera vergonzosa.
Todos ese día, en medio de la angustia de ella y la alegría de Sara, su madre, se reían de lo que pasaba: tanto dentro como fuera del almacén todos supieron que Sofía no era más una niña.
A partir de éste acontecimiento, Sofía nunca más quiso atender el almacén; su feminidad en su adolescencia fue vivida por ella como algo vergonzoso, nunca se creyó digna de algo que no fuera la burla y el desprecio.
Hoy día, a pesar de haber terminado sus estudios, ella aun continúa encerrada, pero ahora criando sola a su hija de 2 años, su esposo decidió irse con otra mujer y ahora está pensando - por necesidad- montar un almacén como el de su madre.
Publicado por Vaso dispuesto a las 10:38 a. m.,